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El
Dentista Emprendedor |
El dentista Holandés Jacob Gelt Dekker ha tenido una vida de película. Este excéntrico odontólogo no solo es conocido por haber amasado una enorme fortuna personal sino por su personalidad aventurera, ser un gran emprendedor y sus importantes actividades filantrópicas. Jacob nació en 1948 hijo de la posguerra en la ciudad de Oterleek en los Países Bajos. Fue niño enfermizo durante toda su niñez y le toco vivir una infancia dura ya que provenía de un hogar judío y pobre lo que hacía a que esté sometido a una discriminación constante. A pesar de todo esto se sobrepuso y pudo obtener una educación superior. Su padre le transmitió su amor por los estudios religiosos y la arqueología del Medio Oriente lo que le despertaría su espíritu emprendedor y aventurero. Estudia odontología en Universidad de Ámsterdam y se recibe de dentista en 1973. Realiza estudios de postdoctorado en varias universidades como la Escuela de Medicina de la Policlínica y el Centro de Salud del Departamento de Odontología de Nueva York, la Universidad del Sur de California y UCLA. En 1976 comienza la práctica intensiva de la profesión en Amsterdam.
La vida le jugaría una mala pasada ya que le detectan cáncer y pensando que se moría invierte todos sus ahorros comprando muchas propiedades que consigue baratas por la recesión de ese momento en su país. No podía alquilarlas y decide usarlas para poner negocios (primero gimnasios y después una cadena de casa de fotos al instante). Llegó abrir 120 tiendas de fotografía en una hora en Europa, que luego le vendió a Kodak. Se salva del cáncer y ya es millonario.
A partir de allí su caracter emprededor hace que arme una gran cantidad de exitosos negocios convirtiéndose en un empresario de reconocido éxito en el mundo de los negocios. Jacob se retira en 1990 y se dedica a viajar, otra de sus pasiones. Viaja por negocios y por investigaciones personales que realiza dando la vuelta al mundo más de 50 veces, intrigado siempre por la cultura e historia de los pueblos que visita. Es así que escribe su primer libro "Bajanala" donde plasma cuentos de niños que conoce durante sus viajes al África. En 1998 viaja a Curaçao en las Antilla Holandesas al llegar se enamora del lugar y compra una mansión en los suburbios de la ciudad de Willemstad. Se dedica a restaurar el lugar y devolverle el esplendor original mientras investiga sobre la historia del tráfico de esclavos en la isla. Afincado totalmente en la región arma el lujoso Hotel Kura Hulanda además funda un importante museo dedicado a exponer la temática de la esclavitud y crea una fundación dedicada a la educación y asistencia de los niños de la isla.
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